Por Redacción Deportes – Toronto, 28 de marzo de 2025
TORONTO – Después de un inicio de temporada que dejó preocupaciones en el ambiente, los Azulejos de Toronto ofrecieron la clase de respuesta que entusiasma a los aficionados y renueva expectativas. Este viernes en el Rogers Centre, la novena canadiense se impuso 8-2 a los Orioles de Baltimore, guiada por una sólida apertura del derecho Kevin Gausman y un inusual rally en la cuarta entrada que cambió el rumbo del encuentro.
La victoria, que iguala el récord de Toronto en 1-1, no solo da un respiro tras la derrota en el Día Inaugural, sino que también envía un mensaje a la división Este de la Liga Americana: los Azulejos pueden reaccionar y adaptarse, incluso contra rivales directos y exigentes como Baltimore.
Dominio desde la lomita
Kevin Gausman, el as indiscutible de la rotación, demostró por qué el cuerpo técnico y la afición depositan tanta confianza en él. El derecho trabajó con aplomo durante seis entradas y dos tercios, limitando a los Orioles a solo dos carreras limpias. Su comando de la recta y el devastador splitter mantuvieron fuera de balance a la alineación visitante.
“Sentí que tenía buen ritmo desde el bullpen en los calentamientos”, comentó Gausman tras el juego. “El plan era atacar la zona, evitar conteos largos y obligarlos a batear en situaciones incómodas. Funcionó bien, y el equipo hizo el resto”.
El abridor ponchó a ocho rivales, cedió apenas cuatro imparables y apenas permitió que Baltimore insinuara una amenaza seria más allá de un par de pasajes aislados. Su actuación fue una brújula para un cuerpo de lanzadores que necesitaba una salida de calidad para asentarse en este arranque de campaña.
Un inning extraño… y productivo
Si hubo un momento que definió el partido, fue la parte baja del cuarto episodio. Toronto llegó a esa entrada con una ligera ventaja, pero lo que sucedería a continuación sorprendió incluso a los aficionados más veteranos.
Sin disparar un solo hit de línea al jardín, los Azulejos fabricaron cinco anotaciones. Bases por bolas negociadas con paciencia, rodados que avanzaron a los corredores, y errores defensivos de Baltimore se combinaron para abrir una brecha de la cual los visitantes jamás se recuperarían.
“Fue un recordatorio de que no siempre necesitas batazos largos para ganar”, señaló el mánager John Schneider. “Los chicos mostraron disciplina en el plato y presionaron a la defensa rival. Ese tipo de ataques forzan errores, y eso fue exactamente lo que pasó”.
Aunque el inning pueda pasar a las estadísticas como “poco ortodoxo”, el efecto en el marcador y en la moral del equipo fue enorme. Los bates estuvieron conectados mentalmente, aun cuando la producción no se veía reflejada en batazos espectaculares, y eso habla de un enfoque colectivo.
El regreso de Bo Bichette
Uno de los focos de atención de la tarde fue Bo Bichette, quien se reincorporó a la alineación tras recuperarse de las dolencias físicas que le afectaron gran parte de la temporada anterior. El campocorto no defraudó a la multitud que lo ovacionó desde su primera aparición en el plato.
Aunque su contribución ofensiva directa fue modesta en la hoja estadística, su movilidad en el campo y su energía en las bases recordaron el impacto que puede tener en el ecosistema del equipo. Bichette se desplazó con agilidad en el infield, participó en dobles matanzas y mostró señales de que el tiempo de inactividad no ha disminuido su instinto competitivo.
“Simplemente me alegra volver a estar con mis compañeros y sentir la energía del estadio”, dijo Bichette. “Este equipo tiene mucho por dar, y si todos permanecemos sanos, podemos aspirar a grandes cosas”.
Ajustes tras la derrota inicial
El contraste entre el debut de temporada y este segundo juego fue evidente. En el primero, los Azulejos batallaron para encontrar ritmo ofensivo y sufrieron con el bullpen; en este, aprovecharon cada oportunidad y jugaron con una soltura que se tradujo en confianza.
Parte de la mejora vino de pequeños ajustes, como cambios en el orden al bat y en la estrategia de lanzamiento. Schneider dio entrada a bateadores con mayor disciplina en turnos clave y buscó matchups más favorables contra un lineup de Baltimore que había lucido peligroso en la víspera.
El bullpen, por su parte, respondió con tres relevistas que mantuvieron la ventaja sin sobresaltos, lo que alivió cualquier temor de que el desgaste temprano se repitiera.
Impacto en la afición y en la serie
Desde temprano, el Rogers Centre se sintió más animado que en la jornada anterior. Quizá fue la expectativa de ver a Gausman, o tal vez la esperanza de que el equipo respondiera de inmediato. Lo cierto es que, conforme avanzaban las entradas y la ventaja se ampliaba, la atmósfera se volvió eléctrica.
Familias, grupos de amigos y aficionados que hicieron el viaje desde distintas partes de Toronto y Ontario disfrutaron de un juego que tuvo un poco de todo: pitcheo dominante, drama estratégico, errores inesperados y el regreso de figuras queridas.
La victoria deja la serie empatada 1-1, con un último duelo este fin de semana que definirá al ganador del primer enfrentamiento divisional de la temporada. Para Toronto, un triunfo sellaría una mini-remontada y reforzaría el ánimo antes de emprender una complicada gira fuera de casa.
Lo que sigue
El mánager Schneider ya adelantó que para el próximo compromiso la pelota estará en manos de José Berríos, quien buscará replicar la eficacia de Gausman y consolidar la rotación en estos primeros compases de la campaña. Baltimore, por su parte, intentará no repetir los errores defensivos que le costaron el juego, especialmente los que provocaron la debacle del cuarto inning.
La División Este se perfila, como siempre, como una de las más competitivas de las Grandes Ligas. Cada victoria contra un rival directo no solo cuenta en la tabla, sino que también establece la narrativa y la confianza interna. En ese sentido, la actuación de este viernes puede considerarse un paso significativo para un equipo que aspira a octubre.
Conclusión
Toronto necesitaba una respuesta, y la obtuvo. Gausman lideró desde la lomita, la ofensiva encontró maneras creativas de producir, y el regreso de Bichette agregó un elemento emocional que no debe subestimarse. La temporada es larga, pero noches como esta recuerdan por qué el béisbol sigue cautivando a generaciones de aficionados en la ciudad.
El desafío ahora es mantener esa energía y consistencia, algo que el club tendrá la oportunidad de demostrar en el cierre de la serie y en la exigente ruta que se avecina. Por lo pronto, el mensaje quedó claro: los Azulejos están listos para competir.



