*Este reportaje fue publicado originalmente en inglés en el medio de comunicación canadiense CBC News sección Toronto el 28 de diciembre de 2022 bajo la autoría de Lorenda Reddekopp.
Mujer hace doloroso viaje de México a Toronto para recoger los restos de su padre
“Preciosa… blanca blanca“
Puedes escuchar el asombro en la voz de Salomón Lázaro mientras camina por la calle después de una nevada fresca, narrando un breve video de teléfono celular a su familia en México.
Su hija Vianet Lázaro, de 28 años, ha llegado a Canadá para llevarse sus restos a casa. Mientras está aquí, ha estado experimentando esa nieve que tanto amaba su padre.
“Él siempre quiso que explorara”, dijo en una entrevista reciente, hablando en español, “para ver más lugares, para no limitarme y para tener curiosidad”.
Está visitando todos los lugares de las fotos y videos de su padre, una aventura agridulce que nunca podría haber imaginado.
Su padre murió como resultado de COVID-19 en mayo de 2021, a la edad de 48 años. Era indocumentado y latino, dos comunidades afectadas de manera desproporcionada por el virus.
Lázaro recuerda cuando su padre les dijo por primera vez que no se sentía bien. Tenía fiebre, pero aun así iba a trabajar a una obra en construcción, porque no había muchos turnos y quería aprovechar el trabajo cuando podía. Dijo que otros en el lugar de trabajo también estaban enfermos.
Lázaro dice que su padre vivía en una casa con unas 15 personas, compartiendo cocina y baño. No estaba vacunado, ya que las vacunas estaban cada vez más disponibles.
“Él no quería ser hospitalizado. Tenía miedo de que lo intubaran”, recuerda, y agrega que finalmente ingresó cuando tenía problemas para respirar.
“Quizás fui la última persona en hablar con él”
Ella dice que él llamaba o dejaba mensajes de voz para la familia del hospital, tratando de sonar positivo, insistiendo en que los vería pronto y que se sentía mejor.
“Pero a veces la llamada se cortaba porque ya no podía hablar… no podía respirar”.
Recuerda su última videollamada.
“Quizás fui la última persona en hablar con él”, dijo entre lágrimas. “Lo recuerdo sonriendo, pero también parecía exhausto”. Él dijo que estaba bien, pero también le dijo: “Cuida a tu madre, cuida a tus hermanos. Te amo”.
Dice que su padre pasó alrededor de una semana en un ventilador antes de morir. El hospital llamó para decírselo, aunque al principio no estaba segura de lo que decía la persona.
Durante más de un año, sus cenizas se han almacenado en la Iglesia Anglicana de San Lorenzo, una congregación de habla hispana ubicada en un área de Toronto con muchos inmigrantes latinos cerca de Lawrence Avenue y Dufferin Street.
Recientemente, la iglesia realizó un servicio para honrar a su padre y despedirlo. Frente a la congregación, el padre Hernán Astudillo levantó una caja de madera con los restos de Lázaro y los bendijo.
A un lado del escenario había tres bolsas de terciopelo de color oscuro. Astudillo dice que contienen los restos de otros tres migrantes que también fallecieron a consecuencia del COVID-19.
“Tenemos muchos inmigrantes latinoamericanos que murieron sin familia”, dijo Astudillo.
En el transcurso de la pandemia, dice que dirigió 129 funerales de personas que murieron con COVID-19. Él dice que todos eran inmigrantes latinoamericanos y estima que el 70 por ciento de ellos eran indocumentados.
“Es un impacto espiritual, emocional y mental enorme, enorme”, dijo Astudillo.
Esas bolsas de terciopelo en el frente de la iglesia se sientan a los pies de una estatua del arzobispo Óscar Romero. El líder católico en El Salvador fue conocido por su compromiso con los pobres y su lucha contra la injusticia. Fue asesinado en 1980 mientras dirigía misa.
Astudillo ve la lucha de los migrantes como una injusticia en Canadá que debe ser abordada por los líderes políticos.
Es “un momento urgente”, dijo, enumerando lo que siente que se necesita.
“Alimentación, educación, vivienda asequible, salud. Es realmente un mandato para todos los gobiernos”.
Syed Hussan, director ejecutivo de la Alianza de Trabajadores Migrantes para el Cambio, dice que es difícil rastrear exactamente cuántos trabajadores inmigrantes o indocumentados murieron de COVID-19 en Ontario o Canadá, aunque existe un seguimiento para aquellos que trabajan en la agricultura.
Similar a la experiencia de Astudillo, dice que los miembros de su organización asistieron a docenas de funerales solo en los primeros seis meses de la pandemia.
“Lo que la gente enfrenta es efectivamente una catástrofe de derechos humanos”, dijo Hussan.
Su organización ha estado presionando al gobierno federal para que otorgue la residencia permanente a todos los trabajadores indocumentados. El gobierno federal ha dicho que está trabajando en un programa para regularizar el estatus de hasta 500.000 inmigrantes.
“Necesitamos asegurarnos de que las personas que viven aquí tengan los mismos derechos que todos los demás y eso solo es posible con un estatus migratorio completo y permanente”.
‘Veo que ha dejado algo bueno‘
Para Vianet Lázaro, al venir a Canadá y ver cómo era la vida de su padre, le preocupa que los trabajadores migrantes sean tratados solo como peones.
Pero también siente una cercanía y una conexión renovadas con él. “Eso me reconforta mucho”.
Lázaro ha estado trabajando en los trámites necesarios para devolver los restos de su padre a México.
Ella dice que es difícil para la familia no tener su cuerpo para enterrar y una tumba para rezar, pero que recuperar sus cenizas es crucial, al menos para tener algún tipo de restos.
Ella dice que llevar las cenizas a México es una forma de traer a su padre de regreso a casa, y con suerte traer a toda su familia la curación y el cierre que sintió aquí en Canadá, más de un año y medio después de su muerte.
También CBC News transmitió en su noticiero nocturno del 28 de diciembre el siguiente reportaje que ha sido subtitulado al español.
